Invertir en vivienda nueva es una de las formas más seguras y estables de proteger el patrimonio. Sin embargo, para que la operación sea realmente rentable, es fundamental conocer cómo calcular la rentabilidad de una vivienda nueva antes de comprar.
Analizar los ingresos que puede generar, los gastos asociados y la evolución del mercado te permitirá tomar decisiones más informadas y asegurar que la inversión sea sostenible a largo plazo.
Por qué es importante calcular la rentabilidad de una vivienda nueva antes de invertir
Comprar una vivienda no es solo adquirir un inmueble, sino hacer una inversión. Y como en toda inversión, conocer su rentabilidad es clave para saber si realmente compensa el esfuerzo económico.
Conviene distinguir dos conceptos que suelen confundirse:
- Rentabilidad: mide el rendimiento económico que genera la vivienda (por alquiler o revalorización).
- Revalorización: refleja el aumento del valor del inmueble con el tiempo.
Una vivienda puede revalorizarse, pero no ser rentable a corto plazo si los gastos superan los ingresos. Por eso, calcular la rentabilidad permite tener una visión realista y planificar con criterio.
Además, la rentabilidad inmobiliaria influye directamente en decisiones como el tipo de hipoteca, el plazo de inversión o la posibilidad de destinar la vivienda al alquiler.
Tipos de rentabilidad en el mercado inmobiliario

Existen tres formas principales de medir la rentabilidad de una vivienda: bruta, neta y por revalorización. Cada una ofrece una perspectiva distinta y complementaria.
Rentabilidad bruta
La rentabilidad bruta se calcula dividiendo los ingresos anuales por alquiler entre el precio de compra y multiplicando el resultado por 100.
Por ejemplo, si compras una vivienda por 250.000 € y la alquilas por 1.000 € al mes, la rentabilidad bruta sería:
(12.000€÷250.000€)×100=4,8
Esta fórmula es una primera referencia rápida, pero no tiene en cuenta los gastos asociados.
Rentabilidad neta
La rentabilidad neta incluye todos los costes derivados del mantenimiento y gestión de la vivienda: comunidad, IBI, seguros, reparaciones, impuestos, etc.
Siguiendo el ejemplo anterior, si los gastos anuales ascienden a 2.000 €, los ingresos netos serían 10.000 €, y la rentabilidad neta bajaría a un 4 % real.
Este dato es el que mejor refleja la rentabilidad efectiva de la inversión.
Rentabilidad por revalorización
Además de los ingresos, una vivienda puede generar beneficios con el tiempo gracias a la revalorización.
Si tras cinco años el inmueble se vende por 300.000 €, el incremento de valor sería de 50.000 €, lo que supone un 20 % de revalorización sobre el precio inicial.
Este tipo de rentabilidad es a largo plazo y depende de factores como la ubicación, la demanda o las mejoras en el entorno.
Cómo calcular la rentabilidad de una vivienda nueva paso a paso
- Determina el precio total de adquisición, incluyendo impuestos (IVA o AJD), notaría, registro y gastos de hipoteca si los hubiera.
- Estima los ingresos anuales esperados por alquiler.
- Calcula los gastos anuales recurrentes, como comunidad, mantenimiento o seguros.
- Aplica la fórmula de rentabilidad neta:
Rentabilidad neta=Ingresos anuales–Gastos anuales/Precio total de adquisición x 100
Ejemplo:
- Precio total: 260.000 €
- Ingresos anuales: 12.000 €
- Gastos anuales: 2.000 €
→ Rentabilidad neta = (12.000 € – 2.000 €) ÷ 260.000 € × 100 = 3,8 %Este porcentaje es el que realmente muestra si la inversión es rentable.
Factores que pueden influir:
- La ubicación y la demanda de alquiler en la zona.
- El tipo de vivienda (nueva o usada).
- La evolución de los tipos de interés.
- El nivel de eficiencia energética y los gastos de mantenimiento.
Qué factores aumentan la rentabilidad de una vivienda nueva

Ubicación y demanda local
Las zonas con buena comunicación, servicios y crecimiento económico mantienen la demanda estable y permiten alquileres más altos. Invertir en áreas en desarrollo o con proyectos urbanísticos en marcha suele ofrecer mayor potencial de revalorización.
Eficiencia energética y ahorro en mantenimiento
Las viviendas sostenibles y eficientes reducen los costes mensuales y son más atractivas para los inquilinos. Además, a partir de 2030, las viviendas con mala calificación energética perderán valor, por lo que apostar por la eficiencia garantiza una rentabilidad duradera.
Calidad del promotor y garantías de la construcción
Una promoción bien ejecutada, con materiales de calidad y garantías estructurales, minimiza averías y costes futuros. En este sentido, confiar en promotores con experiencia y solvencia, como Promotora Albar, es clave para asegurar una inversión segura.
Consejos para lograr rentabilidad de una vivienda nueva
- Compara precios y rentabilidades por zona. No todas las ubicaciones ofrecen el mismo potencial.
- Calcula la rentabilidad neta, no solo la bruta. Incluir gastos te da una visión más real.
- Valora el horizonte temporal. Si buscas rentabilidad inmediata, el alquiler es la mejor opción; si piensas a largo plazo, la revalorización será más determinante.
- Analiza las condiciones de financiación. Una hipoteca con intereses ajustados mejora la rentabilidad final.
- Asesórate con profesionales. Una promotora fiable puede orientarte sobre precios de mercado, costes reales y previsión de rentabilidad.
Calcular la rentabilidad de una vivienda nueva es esencial para invertir con seguridad y evitar sorpresas. Conocer los ingresos reales, los gastos asociados y el potencial de revalorización permite tomar decisiones informadas y rentables.
En Promotora Albar, ayudamos a nuestros clientes a evaluar cada inversión con transparencia, asesoramiento y proyectos que garantizan valor a largo plazo. Porque invertir bien no es solo comprar una vivienda: es asegurar un futuro sólido y rentable.
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Preguntas frecuentes:
La rentabilidad se calcula dividiendo los ingresos anuales por alquiler entre el precio total de compra y multiplicando por 100. Si una vivienda cuesta 250.000 € y genera 12.000 € al año, su rentabilidad bruta sería del 4,8 %.
Para obtener la rentabilidad real, hay que restar todos los gastos anuales (mantenimiento, impuestos, seguros, comunidad) a los ingresos por alquiler. El resultado se divide entre el precio de compra y se multiplica por 100, lo que da la rentabilidad neta.
Expresa ese beneficio anual como parte de la inversión total. Por ejemplo, si una vivienda te deja unos 10.000 € al año y tu inversión fue de 250.000 €, estarías alrededor del 4% anual.




